Es común que los adultos veamos a los niños como seres frágiles que no se dan cuenta de muchas cosas que suceden a su alrededor. Sin embargo, la realidad es que tienen una gran capacidad de desarrollar, a través del autoaprendizaje, el pensamiento creativo que los hace más conscientes de su entorno.
Es importante que, como adulto a cargo del cuidado de tu niño, estés abierto a su autoconocimiento. Verás que de este depende que su desarrollo sea óptimo. Siempre que tomes precauciones ante posibles riesgos, permite que tu hijo explore, intente y alcance sus pequeños logros.
El primer contacto que tu hijo tiene con el mundo es su hogar. Por lo tanto, es importante desarrollar sus habilidades comunicativas con actividades básicas que estimulen su creatividad e imaginación. Además, estas le ayudarán a reforzar la memoria, la inteligencia emocional y la interacción social.
Factores que influyen en el pensamiento creativo
Debes saber que tienes un rol importante en el desarrollo de la creatividad de tu hijo. Desde pequeño te ve como su modelo a seguir, por lo que se fija en la actitud que tienes en las actividades que hacen juntos.
De tus palabras, acciones y trato depende que estimules o inhibas la creatividad de tu hijo. Como dato adicional, es importante conocer que los tipos de personalidad no influyen en el estímulo del pensamiento creativo.
Los factores aptitudinales y actitudinales son fundamentales para fomentar la creatividad. Estos están presentes en todos los niños y, una vez descubiertos, representan una gran ventaja para su futuro. Por ejemplo, la fluidez, la flexibilidad y la originalidad son aptitudes que convertirán a tu hijo en una persona práctica, productiva y resolutiva. Actitudes como la tolerancia, la sensibilidad y la independencia permitirán que tu hijo sea una persona que indaga con curiosidad de conocer el mundo.
Activar el pensamiento creativo
El juego como aliado
Es una forma natural de desarrollar el pensamiento creativo de los niños. Además, lo puedes poner en práctica antes de que tu hijo dé sus primeros pasos. La base de todo es la imaginación y recordar que no debes juzgar ni criticar lo que haga el niño. Es importante respetar la función didáctica de los objetos, pues así ayudarás a desarrollar la creatividad de tu hijo.
El mundo de las palabras
Desde bebé, tu hijo es capaz de reconocer las voces de su entorno, ya que las escuchó desde antes de nacer. Por lo tanto, la literatura infantil es un estímulo perfecto para crear vínculos más fuertes mientras desarrollan su creatividad.
Desde los primeros meses de vida, puedes hacer caracterizaciones de las historias que lees a tus hijos. Verás que en un año o más será una actividad en la que querrán involucrarse. Cuando eso suceda podrán analizar los personajes, crear finales nuevos y descubrir palabras que enriquecerán su vocabulario.
Que lluevan las ideas
Esta actividad consiste en formular una pregunta e ir anotando las respuestas o soluciones que cada miembro de la familia plantea. La lista de soluciones será analizada por todos y se escogerá la alternativa más práctica al problema propuesto. Recuerda que las preguntas deben hacerse según la edad de tu hijo. Si es pequeño, puedes plantearle qué cuento leer u otra forma de desarrollar un juego. Si es adolescente, puedes plantearle cómo organizar una fiesta o reparar algo. Las situaciones puede ser reales o imaginarias, por ejemplo: ¿qué harías si pudieras volar?
No se vale censurar ni detenerse en discusiones largas. Lo mejor es escuchar para aportar ideas. Esta actividad es ideal para los niños desde los cuatro años hasta la adolescencia y puede participar toda la familia.
El mundo de las formas y los colores
Las artes plásticas son ideales para fomentar el pensamiento creativo, pues hay libertad para escoger los colores y materiales e inventar.
A través de la pintura podrás conocer lo que siente y piensa tu hijo sobre el mundo que lo rodea. A él, en cambio, le permite ajustar, cambiar y hasta mejorar la percepción que tiene de su entorno. Es en estos momentos en los que todos pueden encontrar soluciones a problemas o respuestas a ciertas dudas.
Por ejemplo, una buena opción es hacer máscaras para caracterizar un cuento. También te puede resultar práctico un proyecto para decorar su habitación, como armar galaxias o ambientarla con su historia favorita.
Conclusiones del pensamiento creativo
El pensamiento creativo de tu hijo es la herramienta que le ayudará a fortalecer habilidades que ya tiene. Con estas actividades queremos ayudarte a complementar la formación que tus hijos reciben en el colegio, así afrontarán mejor su vida futura.