Sí, las Mamás vivimos de afán. ¿cuándo va a nacer? ¿Cuándo va a gatear? ¿Por qué no camina aún? ¿Cuándo dormirá toda la noche? ¿Me demoraré mucho para dejar de lactar? ¿Cuándo entrará a estudiar?
Incluso las mamás, acudimos a médicos y especialistas para verificar que todo esté bien, cuando no vemos a nuestros hijos ir más rápido que los demás
Hoy, después de 7 años de ser Mamá, siento ganas de decirle a las demás que frenen, que congelen los momentos, que no pidan más, que vivan con los menos. Quiero decirle al mundo que no aceleren la naturaleza porque a veces parece que va demasiado rápido.
Y así de cuando en cuando nos damos cuenta de que todo ya pasó: Caminan, hablan enredado, luego más claro, dejan el chupo, también el tetero, duermen toda la noche y además solos, luego dejan el pañal en el día y ya no lo usan ni en la noche. Van al jardín y ya no lloran cuando los dejas, comen solos, eligen su ropa y un día se saben amarrar los zapatos. Sin pedir ayuda, sin acudir a ti.
Entonces ya no tienes mil preguntas, sino demasiadas respuestas. Quizá más de las que querías y ahora pides que el tiempo vaya más lento; porque solo ahí te das cuentas que el tiempo pasa y pasa rápido, que todo llega y nada se queda igual, que se crecieron y son independientes.
Las Mamás vivimos de afán
Porque queremos vivirlo todo con ellos, como si en la carrera de la vida el tiempo fuera poco. Pero luego nos damos cuenta de que la cámara lenta nos funciona mejor.
Algunas empiezan de nuevo: otro bebé, nuevas preguntas y parece que borramos memoria porque actuamos como si no hubiésemos aprendido nada.
Finalmente, con la maternidad logramos aprender que se trata de disfrutar, de vivir el día a día, de sentir cada dolor de espalda de cargarlos porque sabes que un día ya no te lo pedirá. De limpiar tranquila la papilla del piso porque un día no la regará. Dejarte acompañar hasta al baño sin privacidad porque un día, se independizará. Quedarte 5 minuticos más de su mano en la puerta del colegio, porque un día no mirará atrás. Y ese “un día” dolerá, si que dolerá.
También prendes que no hay que acelerar las cosas, que las presiones no llevan a nada y que como todo lo bonito y divertido ¡pasará! Pero los recuerdas se quedan, te acompañan, tienen olor y recargan el corazón de felicidad.
Las Mamás siempre queremos más, porque nuestro amor es tan grande que nunca nos parece suficiente lo que hacemos. Pero lo somos. Y lo hacemos perfecto para ellos. Disfruta, nada más