Puede sonar escandalosa esta decisión, teniendo en cuenta que estamos en plena ola de la Crianza Respetuosa, donde la idea es ponernos un poco en el lugar del niño y sus necesidades.
Sin embargo, cada vez compruebo más que, quien decide tomar esta misma decisión, tiene más chance de poder aplicar todos los principios de esa Crianza Respetuosa, y de mantener su nueva vida de mamá en equilibrio.
Sabemos que un bebé absorbe… Y no solo tiempo, sino también energía, recursos; la llegada de un nuevo integrante a la familia nos pone a reevaluar las prioridades, nos “desacomoda” y nos introduce en una búsqueda constante de bienestar, porque primero deben estar bien los progenitores, para que el bebé lo esté.
Poner al esposo de primero parece fácil, pero en la práctica no lo es tanto. Hay esposos que se ponen a la par de los bebés, requiriendo cuidados y mimos, y una esposa presente y tranquila. En la mayoría de los casos, los esposos se involucran hasta cierto punto con el bebé, pero necesitan espacios a solas con nosotras que, cansadas, los vemos imposibles.
Hace falta mucha voluntad para llevar a cabo esta decisión. Las razones de porqué hacerlo abundan, pero entre las principales para mí, están: la pareja es la base de la familia y solo cuando están en sintonía, logran transmitir bien el mensaje; poniendo primero a los hijos siempre habrá disgustos de cómo manejar las situaciones, y los hijos empiezan a identificar para qué lado se van según la conveniencia; la pareja necesita tiempo a solas para poder cultivar habilidades de vida; y tal vez la más importante para mí, es que los hijos se van, y nuestra misión es esa: que se sepan ir a cumplir sus sueños, a formar sus familias… Pero una vez se van, quedamos a solas de nuevo con nuestro compañero de vida y, si hemos puesto por encima a los hijos, nos quedará muy difícil hacer el ajuste. Volver a adquirir habilidades para comunicarnos, disfrutar el tiempo juntos y a solas, requiere una inversión previa que los hijos, por el desgaste de todos los recursos, nos imposibilitan hacer.
Ahora, tenemos todo claro pero, ¿Cómo empezar? Haz una lista de cuántas horas gastas al día en todo lo que debes hacer: baño, desplazamiento, tareas del hogar, trabajo, sueño, bebé… Y te darás cuenta que, si ya tienes hijos, las horas que le dedicas exclusivamente a tu pareja son ¡O!, cero horas invertidas para el proyecto más importante de tu vida. Entonces: ¡manos a la obra! Vuelve a hacer la lista y haz un compromiso contigo misma en donde dediques cierta cantidad de tiempo a esa persona que amas y con quien te gustaría vivir el resto de tu vida; vale la pena robarle unos minuticos a lo demás y dedicarlo a él ¿Sí o no?
Bueno. Haciendo lo anterior garantizamos una gran parte de la tarea. En ese tiempo podemos compartir algo que nos guste a los dos, que a él le guste y nosotros acompañarlo, o que nos guste a nosotras y que nos acompañen. Pero la cosa no termina ahí. El tiempo a solas de verdad es muy importante. Y si hacemos un esfuerzo por sacar al año así sea un fin de semana a solas, estaremos cultivando un excelente futuro. Noches para hablar los dos sin “mamiiii” en la mitad, atención exclusiva, descanso en pareja… Parece un sueño, ¿No? Nos podemos apoyar en nuestro círculo familiar para lograrlo: hermanas, tías, abuelas, y por qué no, vecinas, amigas que puedan hacerse cargo del bebé mientras nos escapamos. Esto no tiene un momento específico en que deba hacerse, pues cada pareja resuelve su dinámica, pero es muy positivo que pueda hacerse después de terminar la lactancia, como un “premio” al paso que acabamos de dar como padres.
Mi relación nunca estuvo mal, pero al ser capaces de tomar esta decisión y dedicarnos tiempo, nos dimos cuenta que debíamos escogernos por encima de todo, todos los días de nuestras vidas, y estando bien, nuestra relación cambió. Ser padres de repente se nos volvió más fácil, porque estábamos de la mano poniendo límites y sonriendo ante todos los avances. Compartir los momentos cotidianos como comer o bañarnos, se nos volvió una fiesta. Y sobre todo, darles ejemplo a nuestras hijas de tener una pareja sana, comprometida y amorosa, nos llena de esperanza para verlas escoger su pareja en el futuro.
Ana María Franco
Escritora del blog Mamá Con Amor
“Comparto mi vida de mamá de dos niñas, las actividades, rutina e información; todo filtrado por el ❤