Hola, soy Tatiana Londoño de mama contigo; soy mentora de crianza, especialista en inteligencia emocional y una mamá apasionada por la Disciplina Positiva. Soy una mamá real que ama a sus hijas Paulina y Miranda y compartir sus experiencias con otras familias.
Por esta razón, hoy les hablaré sobre Disciplina Positiva, una metodología que se ha popularizado en los últimos años, pero que, existe desde hace mucho tiempo atrás.
¿Qué es la disciplina positiva?
Es una metodología que nace de la necesidad de criar desde los límites y el respeto; un respeto que va en doble vía, es decir, desde los padres hacia los niños y de desde los niños hacia los padres.
El concepto de Disciplina Positiva ha sido tergiversado por el medio, incluso por las mismas familias, creyendo que no podemos permitir que los niños se frustren, que no podemos decirles que no y que todo debe ser “positivo”; pero eso es un error, porque la Disciplina Positiva sí tiene límites, sí tiene normas, sí requiere de acuerdos y de respeto.
Lo que la diferencia de la crianza tradicional es que ya no se trata de una relación de poder, en donde el que manda simplemente por ser mayor es el padre; ya no se trata de ganarle a los niños, sino de ganarse a los niños. Se trata de enfocarnos más en las soluciones, que en la búsqueda del castigo perfecto; se trata de enseñar habilidades para la vida, no de apagar incendios.
¿Cómo lo he vivido con mis hijas?
A mí me ha servido mucho para entender esta metodología, tratar a mis hijas como adultas; es decir, tratarlas como trato a mi pareja, compañeros de trabajo, amigos… a los cuales no les pego, grito, ignoro, pero respeto y entiendo el rol de autoridad de cada uno de ellos.
Te pongo un ejemplo; si mi vecina rompe el florero de nuestra casa con su bolso, lo más normal es que le diga que tranquila, que no se preocupe; ella me ayude a recoger e incluso luego reponga el florero. Exactamente igual lo hago con mis hijas, porque ¿de qué me sirve el: “cuántas veces te he dicho que no pases corriendo por ahí”, “Tu nunca pones cuidado” “Estás castigada y no ves televisión”? ¿Qué habilidades le estoy enseñando?
Sé que esto te puede sonar raro, porque es cierto que venimos de una crianza desde la imposición, los castigos, golpes y demás; que de cierta manera daban resultado, pero daban resultado desde el miedo y no desde la adquisición de habilidades.
¿Cambiar nuestras costumbres?
Sé que tienes una historia y que cambiar lo que conoces es un gran reto. Pero si estás leyendo sobre esto, es porque te has cuestionado sobre la manera cómo estás estableciendo una relación con tus hijos, que tienes dudas acerca de la manera en que fuiste criada y que incluso, sientes que no quisieras repetir algunas vivencias desde tu rol de cuidador.
Y sí, yo también tuve dudas, también he pasado por esos momentos de repetir lo de no me gustaba de mi infancia: ofuscarme, gritar e imponer mis decisiones, pero de eso se trata, de aprender algo nuevo, de equivocarnos, aunque dé miedo, porque al fin de cuentas quiero hacerlo diferente, desde el amor, desde la consciencia.
Entonces, si tienes interés por este tipo de crianza, lo primero que te recomiendo es hacer las paces con tu niño interior, saber que no somos perfectos y que no vamos a cambiar el chip de la noche a la mañana. Pero, con la certeza de que actuamos siempre buscando lo mejor para nuestros hijos, nuestra familia y por supuesto para nosotros.
¿Cómo aplico la disciplina positiva?
Ahora pasemos a la práctica, te voy a compartir algunos tips que he implementado en casa, me han dado resultado y estoy segura de que te pueden ayudar:
- Conexión antes que corrección: cuando tus hijos estén molestos, tristes, asustados o hayan hecho algo que no está bien; no los corrijas en el momento de calor, no los ignores; simplemente acompáñalos a sentir esas emociones y cuando ya estén en calma si puedes pasar a hablar sobre lo que pasó. Mientras estemos en medio del desborde emocional el cerebro no tiene aprendizaje ni pensamiento, así que solo te desgastarás y empeorarás la situación.
- Escúchalos: soltemos el celular, mirémoslos a los ojos, pongámonos a su nivel y hagamos que se sientan importantes, incluso cuando están llorando y enojados. Ellos se están comunicando con nosotros todo el tiempo y prestarles atención, la debida atención, disminuirá los conflictos.
- Llegar a acuerdos de cooperación: esto es indispensable para fortalecer una buena relación, en el que ambas partes e intereses son tomados en cuenta.
- Ponerles tareas en el hogar: algo simple, pero muy necesario para implementar este tipo de crianza es hacer partícipe a tu hijo de actividades cotidianas, como tender su cama, regar las matas, ordenar sus juguetes, pasear la mascota: esto les enseñará autonomía y responsabilidad, pero sobre todo se sentirán importantes y necesarios para el hogar.
- Permitirles equivocarse: déjalos cometer errores, fracasar con actividades tan sencillas como armar un lego o un rompecabezas; hasta caerse o enfrentarse a situaciones complejas; esto les permitirá aprender, incentivará la tolerancia a la frustración, les ayudará a enfocarse en las soluciones y fomentará un valor muy lindo como es la resiliencia.
Estos son algunas acciones que puedes empezar a implementar, pero recuerda, que lo más importante es entender que este es un proceso a largo plazo, así que debemos ser conscientes que es algo lento, en el que podemos sentir que no avanzamos, que no estamos siendo apoyados por el entorno o que “no está funcionando”, lo que te puedo decir es que, a medida que van creciendo tus hijos irás viendo los resultados y que lo que hacemos en casa pesa mucho en relación a otros entornos, y nosotros como padres somos el mayor referente de nuestros hijos, así que no te angusties por sentir que no vas por buen camino.
¿Pasos para que tus niños lo apliquen?
Por último, te comparto unos pasos que he enseñado a mis hijas y a cientos de niños, para que respondan a conflictos, burlas, peleas y molestias:
- Mantengo la calma y respiro profundo.
- No respondo igual.
- Le digo a la otra parte que pare y que no me gusta lo que está pasando.
- Me alejo de la situación.
- Pido ayuda de un adulto.
Ten presente que le estás enseñando habilidades para la vida, a cómo gestionar sus emociones y a hacerse responsable de las situaciones que enfrentará a lo largo de su vida; porque con pequeñas acciones vamos cambiando la historia y vamos aprendiendo a asumir con amor y respeto nuestro rol como cuidadores y guías de nuestros hijos.