La calma, una palabra sencilla con un significado complejo. ¿Cómo se siente la calma? ¿Cómo conseguirla? ¿Cómo enseñarle a nuestros hijos a tener?
Salirnos de control es completamente normal, pero adquirir herramientas para el manejo de la frustración es más importante de lo que todos creíamos.
Eso que llamamos pataletas, ataques de ira, impaciencia y demás, son perdidas de la calma que nuestros hijos obtienen en base a alguna frustración.
Hace 5 años, conocí el maravilloso frasco de la calma, una herramienta que todos podemos hacer en casa y que se puede convertir en una ayuda importante a la hora de enseñarle a nuestros hijos a tomarse un tiempo para traer la calma a sus corazones.
Hacerlos es muy fácil, económico, rápido y muy divertido de hacer; yo recomiendo hacerlo con nuestros hijos mientras les vamos explicando para qué lo usamos.
El frasco de la calma fue ideado por María Montessori para enseñar al niño a encontrar su equilibrio interior mientras observa la forma de un mar o cielo infinito, pregúntale a él ¿Cómo lo ve?
Ingredientes:
-Un frasco transparente preferiblemente de plástico para evitar accidentes o cortes en caso de caída.
-Pegamento: Puede ser transparente o también los conseguimos con mirella (escarcha o purpurina)
-Mirella del color favorito del niño.
-Pueden agregar estrellitas o demás elementos decorativos pequeños y brillantes.
-Agua caliente
-Glicerina o shampoo liquido de bebé
¡Paso a paso para hacer el frasco de la calma!
-Llenamos el frasco transparente con agua caliente
-Agregamos 3 cucharadas de glicerina
-Revolvemos lo que tenemos hasta el momento
-Agregamos el pegamento transparente o con color, aproximadamente 1/3 del frasco
-Ahora pon mucha mirella, estrellitas o demás elementos que hagan ver tu frasco como un cielo de colores, un mar profundo o el espacio lleno de estrellas.
-Por último pega la tapa al frasco para que hijo no pueda abrirlo y tomar este liquido que acabamos de hacer.
¿Cómo usamos el frasco de la calma?
Yo te aconsejo que luego de hacerlo te sientes con tu pequeño y le expliques cuándo y por qué lo usamos, ya que en este momento tu hijo se encuentra receptivo y sin ningún sentimiento contradictorio que le dificulte escuchar. Usa frases cómo “Si un día te sientes molesto o triste podemos buscar tu frasco de la calma y mirar como se mueven las estrellas para que te sientas mucho mejor” “¿sabes algo? A mí también me funciona el frasco de la calma, así que yo también lo usaré cuando sienta que estoy perdiendo la paciencia”
También puedes ponerlo en un lugar visible y donde los mismos niños puedan acceder a él sin tener que pedirte que lo bajes.
Por último, explícale que así nos podemos sentir nosotros: Cuando el frasco no se mueve está tranquilo, en completa calma. Pero cuando lo agitamos a mucha velocidad, todo empieza a moverse dentro de el…de la misma forma que sucede con nosotros. Pero que mire como el frasco se vuelve a calmar, porque ninguna agitación dura para siempre.
Espero que esta herramienta la aproveches y uses en casa recordando que sirve para personas de cualquier edad que quieran aceptar volver a la calma.