Cuando Renata, mi hija mayor nació, me apasione por todos los temas relacionado con la crianza, en sus primeros pasos una de las teorías con las que más conecte fue “el método pikler, movimiento libre”. Los resultados fueron muy positivos, por lo que también lo aplique con mi segundo hijo Salvatore.
Este método movimiento libre básicamente consiste en respetar el desarrollo natural del niño, sin forzarlo ni colocarlo en ninguna posición a la que no pueda llegar por el mismo, como sentarlo o pararlo antes de que el esté en capacidad de hacerlo solito.
Esta teoría se basa en brindarle al niño el afecto y el vínculo que necesita para confiar en él y en el mundo que lo rodea, de esta forma atreverse a tomar nuevas posiciones y descubrir por él mismo sus capacidades, esforzándose y explorando nuevas posibilidades.
Estos son algunos de los beneficios que podemos obtener al aplicar este método
° Autoconfianza y seguridad en sí mismos, esto le servirá para toda la vida.
~ Fortalecimiento de su tono muscular, mejor equilibrio, desarrollo psicomotor, posturas corporales correctas.
° Tener el control sobre su cuerpo, conocer limitaciones, posibilidades y consecuencias, lo que hará que tenga menos accidentes.
~ Capacidad de esforzarse y lograr resultados por el mismo, lo cual aporta a su autonomía.
Aunque parece sencillo, a los padres a veces nos cuesta un poco soltar el control, sin embargo, vale la pena.
Estos son algunos de los puntos que debemos tener en cuenta:
* No comparar el avance de nuestros hijos con el de los otros niños, cada niño es un mundo y todos tienen diferentes ritmos.
– Preparar el ambiente, debe ser un espacio seguro en el que el niño pueda moverse sin correr peligro.
* Su ropa debe ser cómoda y holgada para permitir el movimiento.
– El cuidador debe estar pendiente y solo intervenir si el niño lo necesita, por ejemplo, si desea que lo alcen.
* Tener a su alcance juguetes que ellos puedan manipular, llevarse a la boca y les interese agarrar.