La motricidad es la capacidad que tiene una persona para coordinar movimientos del cuerpo, esta se puede clasificar en motricidad fina y gruesa. Para desarrollar cada una de ellas es importante realizar ejercicios de estimulación temprana acordes a la edad de cada niño.
La importancia de la motricidad fina y gruesa
La motricidad fina y gruesa es de gran importancia para ejercer el control y dominio integral del propio cuerpo. Esta se irá desarrollando a lo largo de toda la vida de tu hijo, pero es en la niñez cuando más se necesita su estímulo.
Este desarrollo debe ser en conjunto, pues si bien cada motricidad implica diferentes partes del cuerpo, existen actividades que requieren el uso de ambas como, por ejemplo, practicar algún deporte.
Es incorrecto creer que deben fomentarse las motricidades por separado. Aunque en la motricidad gruesa se utilicen más los músculos grandes, es necesaria una orden por parte del cerebro para que el cuerpo actúe, y eso se logra con la motricidad fina.
° Motricidad fina
La motricidad fina requiere coordinación ojo-mano para realizar actividades delicadas como tomar una cuchara, el uso de tijeras y el lápiz. Para estimularla se recomiendan algunos de los siguientes ejercicios dependiendo la edad de los niños:
~ Presionar juguetes que emitan sonidos agradables (0-6 meses).
~ Ejercer presión en juguetes antiestrés (6-12 meses).
~ Tomar un vaso entre ambas manos (12-24 meses).
~ Desvestirse si la ropa es ligera (24 meses en adelante).
~ Dibujar y colorear (24 meses en adelante).
~ Vestirse sin ayuda y utilizando ropa ligera (36 meses en adelante).
~ Rasgar papel con los dedos y con tijeras especiales para niños (3 años en adelante).
~ Leer frases guiándose con el dedo índice (3 años en adelante). Esta actividad debe realizarse poco a poco, ya que, no todos los niños aprenden a leer a corta edad.
~ Atarse los cordones de los zapatos (4 años en adelante).
° Motricidad gruesa
En el caso de la motricidad gruesa, se estimulan partes del cuerpo como las piernas y los brazos. Es la motricidad que se desarrolla primero en los bebés, ya que utilizan su cuerpo para descubrir el mundo y comenzar a moverse. Primero gatean, luego se mantienen de pie y, posteriormente, dan pasos.
La motricidad gruesa está conectada con el hecho de aprender a caminar, así como con el hecho de coordinar todo el cuerpo en actividades, que requieren esfuerzo físico. Para estimularla puedes realizar las siguientes actividades con los niños:
– Estirarse para agarrar un objeto: cuelga un juguete pequeño en un área donde el niño tenga que estirarse para alcanzarlo y luego déjalo jugar con el juguete (24 meses).
– Jugar a señalar partes de su cuerpo mientras las mueve (24 meses).
– Correr de un extremo a otro en una habitación con pocos muebles (36 meses).
– Subir y bajar escaleras (a partir de los 4 años).
– Saltar la cuerda (a partir de los 4 años o al entrar al jardín de infancia).
– Levantar un pie en posición vertical para mantener el equilibrio del cuerpo (a partir de los 4 años).
– Caminar con un objeto liviano sobre su cabeza (a partir de la edad escolar).
– Actividades deportivas en general (desde que el control de su cuerpo le permita correr).
En cualquiera de las actividades para la motricidad fina y gruesa se debe evitar el sedentarismo infantil, mantén siempre a tus hijos activos. También puedes otorgar una recompensa o incentivo a tu hijo. No es necesario que sea algo material, dependerá del gusto de cada niño y de tus posibilidades como padre.
El papel de los padres
En el desarrollo de la motricidad fina y gruesa es importante la participación de los padres. Uno de los tips para que contribuyas con su fortalecimiento es establecer un horario, para que ayudes a tu hijo a realizar diariamente ejercicios que promuevan sus habilidades motoras de forma constante.
La constancia se debe tener siempre en cuenta. Mientras más veces se realicen los ejercicios, mayor será el desarrollo de la motricidad fina y gruesa. El mayor reconocimiento que le puedas dar como padre conlleva a que el niño sea más independiente en actividades cotidianas como caminar, vestirse y comer, y esto influirá en su futuro.
Además de brindarles mayor libertad para realizar ciertas actividades, la motricidad fina y gruesa también favorece su crecimiento y desarrollo. No olvides que el mayor énfasis debe darse en la niñez.