Soy oriunda de Fundación, un pueblo ubicado en el Magdalena (sí, es extremadamente caliente). Mi abuela materna toda su vida se dedicó a una repostería que era su pasión, todo lo aprendió por su cuenta, sin cursos, sin profesionales que la ayudaran en algo, muy rara vez podía asistir a alguna feria o evento donde pudiera nutrir ese conocimiento. Su Repostería Anita Ramos era de las más famosas y la más conocida en el pueblo, era una mujer única.
Lo bueno de esto, es que puedo mezclar dos cosas que me gustan, ayudar a los demás con ideas interesantes para pasar el tiempo con sus hijos y ayudar a mi mamá en su emprendimiento.
Mi hijo no come azúcar, en realidad come muy poco, como lo he mencionado en algunos blogs. Tiene 22 meses al que lo he “privado” demasiado del dulce, no estoy de acuerdo con consumir estos alimentos a tan temprana edad. Sin embargo, es algo que no juzgo, cada padre el libre de tomar las decisiones para la crianza o la alimentación de su hijo. Siempre he pensado que los padres no hacemos las cosas bien o las hacemos mal, estamos aprendiendo, nos estamos formando y nuestros hijos, son quienes nos ayudan en este aprendizaje. Mientras un padre o una madre tome las decisiones basadas en evidencias, en soportes médicos o científicos, hacen su mayor y mejor esfuerzo, y eso es algo más que grandioso.
Por eso, hoy te traigo una idea súper chévere que puedes hacer con tus hijos, desde los más pequeños (siempre y cuando ya hayan consumido los ingredientes por separado y sepas que no es alérgico a ninguno) hasta con los más grandes de la casa… incluso puedes ir probando y jugando con la receta hasta hacerla tuya.
¿Pueden participar todos? ¡Pues claro, es la idea! Que se convierta en una actividad familiar divertida, llena de risas, pero no te desesperes, quizá también habrá lágrimas, suelen suceder con los más pequeños. Lo principal es tener mucha paciencia y tranquilidad para transmitirla tus hijos.
INGREDIENTES:
– 50 gr de azúcar (pueden añadir solo la mitad en caso de que sus hijos no coman mucha azúcar, o reemplazarlo por edulcorante)
– 150 gr de harina
– 100 gr de mantequilla (también puedes hacerlo con margarina)
– Una pizca de sal
PASOS:
1. Batir la mantequilla junto con el azúcar (o edulcorante). Asegúrate de que la mantequilla tenga mínimo, 1 hora en temperatura ambiente y así es más sencillo manipularla.
2. Agregar la harina poco a poco, luego una pizca de sal. Mezcla súper bien con las manos hasta conseguir una masa.
3. Envuelve la masa en papel film y guárdala en el refrigerador durante 30 – 35 minutos.
4. Luego de esperar un poco, empezamos a hacer figuras con la masa. Aquí pueden participar los niños explorando su creatividad.
5. Coloca las galletas en una bandeja para galletas antiadherente, en caso de que no tengas, simplemente colocas papel de hornear o una lámina de silicona.
6. Por último, llevamos las galletas al horno a 180°C durante 20 minutos. Esto va a depender mucho del horno, así que siempre está pendiente, en algunos casos a los 15 minutos ya están listas (lo sabes porque deben estar doraditas).
¡COMAN SUS GALLETAS!
Es así de sencillo y divertido hacer unas galletas de mantequilla para los pequeños. Pueden agregar cocoa en polvo o algún otro ingrediente con chocolate para los más grandes que quieran algo por este estilo. Incluso puedes agregar chispas de chocolates. Date el lujo de volverte chef de galletas y diviértete explorando, probando sabores.
Realmente espero que hayan disfrutado este artículo y les salgan súper sus galletas, las disfruten y las coloquen en práctica con sus pequeños, puede ser una vez a la semana o cada dos semanas.
Me encantaría que me contaran en los comentarios si desean que cada mes les haga un artículo con recetas que puedan hacer con sus hijos, desde postres sencillos como galletas y pudines, hasta un plato de comida creativo.
Como siempre, les deseo mucha suerte y recuerden que la paciencia es la clave de la crianza exitosa, en esta ocasión, cuídense mucho y si no es necesario, no salgan de casa.