Para quienes lo hacen por primera vez, vivo en Barranquilla y amo el carnaval de mi ciudad, pues mi hijo nació aquí así que lleva la música y la recocha en la sangre. No hay nada que nos una más como familia que realizar este tipo de actividades juntos.
Mi mamá es una mujer con una creatividad espectacular, le encanta hacer muchas manualidades y le apasiona la idea de decorar. Así que la casa es su boceto y las fiestas son su inspiración. En este caso, su “musa” es el Carnaval 2020 o, como diría nuestra actual Reina, “Pa que lo viva la gente”.
Como les mencioné, Paolo es barranquillero de cuna, embarazada bailaba mucho y desde que es un bebé escucha todo tipo de música, así que cuando aprendió a caminar ama bajarse en cualquier lugar donde hay música puesta y empezar a bailar, incluso sentado, agachado o acostado puede inventarse algún paso que te sacará millones de sonrisas. Le encantan las tamboras, las marimondas, monocucos, le gusta el desorden.
De lo más hermoso que tiene nuestro carnaval, son la variedad de colores vivos que permiten hacer una decoración espectacular capaz de llenar de vida cualquier espacio.
Como pueden ver en las fotografías, las flores son típicas, los tambores no pueden faltar y bueno, cada máscara es un personaje importante de dicho Carnaval.
Ahora bien, les iré contando dónde se consiguió cada cosa, pero también quiero darles unas ideas de cómo pueden
incluir a sus hijos en estas decoraciones, o sea, manualidades para los más pequeños de la casa. Una actividad que pueden hacer, con los abuelos, los papás y los hermanitos.
Nuestros hijos tienen su cerebro “virgen”, por ende, lo único que tienen es creatividad y entusiasmo por conocer la vida. ¡PUEDEN HACER UN CARTEL DE BIENVENIDA!
Te doy ideas de cómo hacerlo, necesitarás:
– Cartulina blanca (opalina)
– Pintura NO tóxica y lavable
– Muchos periódicos
– Cinta adhesiva
– Pequeñas manos y pies con quien podrás jugar para poder crear
Entonces, sería algo así:
1. Coloca muchos periódicos por todos lados donde vas a trabajar. Lo ideal sería hacerlo en el patio o en la terraza donde no haya muebles o algo que por accidente pueda ensuciarse.
2. Sobre eso coloca la cartulina, pégala con cinta adhesiva para que no vaya a moverse.
3. Deja a tu hijo en pañales, píntale las manos y muéstrale donde debe colocarlas.
4. Pinta tus manos y así él irá imitándote.
5. Por último, deja los pies, hazlo por precaución, muy probablemente querrá caminar y puede caerse.
6. Cuando ya haya jugado lo suficiente, báñalo y deja que se seque la pintura.
7. Cuando esté seco todo, escribe con un marcador “Bienvenidos”.
¡LISTO! Tienes un letrero de carnaval
En resumen, puedes hacer muchas cosas de esta manera, convirtiendo todo en juego.
Las máscaras que están puestas en la ventana y en la puerta tienen muchísimos años, por lo menos unos 30 (aunque no lo parezca), los hizo mi abuela para un disfraz de una tía, luego las arreglaron para un disfraz que yo usé y ahora las utiliza mi mamá cada año para decorar la casa, aunque en esta ocasión le tocó arreglarlas porque ya se les estaban notando los años.
Las flores fueron compradas (la mayoría), en el centro de la ciudad las consiguió todas, dice que hay de todos los colores y tamaños que puedan imaginar y, bueno hay que ir siempre por la economía, allá son más baratas y es donde se consiguen las tradicionales, en esa tela que jamás recuerdo el nombre. Las otras flores que son un poco más pequeñas en foami de escarcha, fueron hechas por mi mamá hace tiempo también.
El monocuco (el que está de pie) también lo compró en el centro, bueno el disfraz nada más, la máscara la compramos aparte (como pueden notar es del Junior), el esqueleto lo hizo un muchacho que consiguió una tía, al igual que la marimonda (está sentada) disfraz comprado en el centro y esqueleto hecho por el mismo señor.
Los tambores también los compró allá, en realidad dos, los más grandes, los otros dos los trajo mi papá de Tuchín, Córdoba. Uno de esos tambores es de Paolo, se lo trajo exclusivamente para él para que aprendiera a tocarlo, así que de vez en cuando se sienta en la terraza y toca su tambor.
En resumen y para finalizar, mi casa siempre está decorada de algo diferente y cuando no, tiene su decoración normal que también llama un poco la atención. Somos una familia que ama la cultura de esta ciudad y ¿cómo no? Es pura música, colores y alegría, así que claramente amo que Paolo adore y se familiarice desde muy pequeño con su origen.