A mí me hubiera gustado que, siendo mamá de un bebé, me advirtieran muchas cosas, y que me tranquilizaran sobre otras. Así que le escribí esta carta a cada una de las mamás que acaba de tener, o está próxima a tener, a su bebé en brazos por primera vez.
¡Hola!
Disculpa si te parezco atrevida, pero quiero que leas esto como si te hablara tu “yo del futuro” porque vengo del futuro a contarte varias cosas con ánimo de que mires la crianza más desde el goce que desde el sacrificio.
- Nada es tan grave como lo hacen parecer:
Que cuidado con cargarlo demasiado porque se “mal acostumbra”, que cuidado con no lactar al menos 6 meses, que los coches son malos y lo mejor es el porteo, que los jardines infantiles sólo después de los dos años, que si no le enseña a comer verduras desde el día 1 no va a aprender y etc., etc., etc. Quiero decirte que, si hay salud en tu familia, lo demás es cuestión de estilos de vida, creencias, y visiones del mundo. Excepto contadas tragedias familiares de las que no vale la pena hablar hoy, nada es tan grave como para no replantear, ya que todo en la crianza es susceptible de transformación, de volver a empezar, de aplicar otras estrategias, de mirar con otros ojos y de buscar otras ayudas para sacar adelante cada uno de los temas que nos irán preocupando en cada etapa del desarrollo.
- Cada mamá, de cada hijo, es única:
Si tienes dos hijos, serás dos mamás. La que cada uno de ellos necesita. Y así, en el mundo hay tantas mamás como niños, entonces no vale la pena compararnos con ninguna de ellas. Pues no compararíamos a los niños porque sabemos que cada ser humano es único y su proceso de desarrollo y maduración también. Entonces si tu vecina logra hacer ejercicio todas las mañanas y a ti te da pereza, está bien. O si tu cuñada duerme plácidamente mientras una niñera se ocupa de su bebé en la noche, está bien. Cada quien toma las decisiones que toma desde el interior de su corazón, y eso está bien. Tú no eres nadie para juzgar esas decisiones y no permitirás que nadie te señale por las tuyas.
- Tus hijos no te pertenecen:
Los niños dependen naturalmente de la madre durante una etapa de su vida. En adelante, es ideal que los veamos como seres autónomos y les demos las herramientas necesarias para que así sea. Cuando se equivoquen, serán sus errores y no los tuyos. Igualmente, cuando acierten. Acompañarlos a crecer es un misterio, y dejarlos crecer y alar el vuelo es la lección de la vida como madres. Permite que se caigan pues del piso no pasan, deja que hagan la tarea chueca, e incluso que se les quede la tarea en la casa. Permite que se frustren porque alguien no quiso jugar con ellos, y enséñales también a identificar cuándo no quieren jugar con alguien y cómo expresarlo de buenas maneras. No son perfectos por ser tus hijos y no es necesario que les cargues al hombro tus sueños no cumplidos o tus miedos materializados.
- Compra lo necesario:
Descubrí que el mercado actual de productos para bebés subsiste gracias a los miedos de una mamá. Porque nos llenamos de cosas innecesarias “por si las moscas” y compramos elementos que rayan con el absurdo, sólo por la necesidad de controlar cada minuto de la vida de un hijo. Piensa mejor en lo verdaderamente necesario para vivir una experiencia cómoda y llevadera, donde lo que importe no sean las cosas sino los principios. Compra ropa que le permita a tu bebé dormir cómodo o gatear fácil, más allá de la tendencia en moda para recién nacidos. Compra experiencias, viajes, aprendizajes y aventuras. Eso será lo mejor que le puedas dar a tus hijos: ¡recuerdos!
- Menos Google y más instinto:
Así como no tiene que existir un producto para cada uno de tus miedos como mamá, tampoco tiene que existir una teoría en internet que los justifique o los alivie. No es necesario que te vuelvas experta en gateo porque tu hijo gateará, ni que estudies una maestría en neurodesarrollo para comprender a tu bebé. Es importante que te formes en ser consiente, paciente, consistente y que nunca te olvides de encontrarle el lado bueno o gracioso a cada vomito, trasnocho o pataleta. Google no te ayudará a disfrutar la crianza, puede que te resuelva unas cuantas dudas, pero entrégale tu voto de confianza a tu instinto más que a la sobreinformación que te agobiará.
De haber sabido esto antes, de haberle puesto más sentido común a la realidad por la que estaba pasando cuando cada uno de mis hijos tenía días de nacido, me habría ahorrado lágrimas y pesos extras que no eran necesarios. Deja la culpa a un lado porque desde hace más de nueve meses te eligieron a ti y solo a ti, porque eres justo la mamá que ese bebé que acaba de nacer, necesita. Así que mejor ponte la corona, y reconócete como la elegida.
¡Un abrazo y qué lo disfrutes!