Los niños de hoy, viven en una sociedad exigente con estereotipos heredados, y se ven enfrentados a altos estándares de perfección para sentirse importantes. Es una realidad y lo triste, es que a veces esas exigencias comienzan en casa donde, de manera inconsciente los padres les decimos lo que creemos que hay que decirles y no lo que de verdad sentimos.
Si todos los papás dimensionamos el poder que tiene lo que decimos en nuestros hijos, mediríamos las exageraciones, nos concentraríamos en alentarlos sin alabarlos, y nos ocuparíamos incluso de tener una mejor conversación interna con nosotros mismos. En resumidas cuentas, seríamos más humanos con las palabras. Por eso, hoy te compartimos una lista de 5 frases que tus hijos necesitan oír:
- Confío en ti y puedes confiar en mí
Creerle a los hijos es necesario, y como buen acto de fe, más allá de creerles, lo importante es que ellos lo sientan así. Si de chiquitos exageran las historias de cuenta de la fantasía, o si de grandes las disminuyen de cuenta de la adolescencia, siempre creerles. Y saber que todo aquello que nos dicen es porque están buscando aprobación, y están midiendo hasta dónde es cierto que les creemos. Así que, aunque te sorprendas o aunque no estés de acuerdo, es fundamental que quede claro que le crees, que crees en su palabra y que así sea un error, estarás ahí siempre para acompañarlo a corregirlo, si es del caso.De igual manera confía en él, cuéntale tus historias y tus preocupaciones para que deje de sentir que eres un superhéroe y entienda que puede confiar en ti porque eres de carne y hueso y también te has equivocado, y le has contado. - Siempre te voy a amar:
La autora española Rosa Jové dice “quiérelo cuando menos lo merezca, porque será cuando más lo necesite” y nada más cierto en la crianza. Pues cuando un hijo comete un error, o cuando no se siente bien consigo mismo, el peor castigo ya está sucediendo: él se está sintiendo mal. Así que no es necesario hacerlo sentir peor, y menos si eres su mamá. Reflexionen juntos, muéstrale lo que está bien y lo que está mal, pero dile que incluso cuando no estés de acuerdo con él, o cuando lo corrijas porque hace algo que no está bien, lo amas. Es más, porque lo amas lo corriges. - Amo ser tu mamá:
Oímos por todos lados que los niños son esponjas y hoy queremos que entiendas que absorben tu actitud, tu entonación, tu cansancio, tu ritmo, tu energía y cuando vives agobiado por las preocupaciones propias de la vida de padre de familia, muchos niños pueden interpretar que ellos son los culpables. Así que es fundamental que le bajemos a las quejas del día a día y que les dejemos claro que somos muy felices de que nos hayan elegido como sus mamás y que, aunque a veces nos da angustia, ser mamá es lo mejor que nos pasa cada día porque nos permite ser mejores personas. Entonces, ¡dale las gracias! - Todos somos diferentes:
El respeto por el otro, como tantos otros valores, se aprenden en casa, desde muy temprana edad. Por eso mide lo que dices de los demás, y procura bendecir incluso (y especialmente) a quien piensa diferente a ti, y a quien tiene otro estilo de vida u otras creencias. Enseñarles a los niños a aceptar que todos somos diferentes y todos merecemos el mismo respeto, es el mejor regalo que empacarás en sus maletas para la vida. Así que diles que no está mal la piel diferente, el peinado diferente, la iglesia diferente, la opinión diferente o el gusto diferente. Todos cabemos en el mundo y todos nos aportamos en medio de la diferencia. - Todos cometemos errores:
Empezando por los papás, todos cometemos errores. Y cuando un niño entiende eso, está preparado para disculpar a otros y para ser compasivo consigo mismo. Especialmente si este aprendizaje se ancla en casa, de boca de los padres, los niños entienden que los estándares no son necesariamente lo que nosotros queremos de ellos.Lo que le decimos a nuestros hijos, en la mayoría de las veces, es interpretado por ellos como lo que nosotros queremos que ellos hagan o sean. Por eso, asegurémosles que los amamos y que cuentan con nosotros, y reiterémosles que todos nos equivocamos y que todos somos diferentes. Serán certezas que a todos nos servirán.