La importancia de los juegos infantiles tradicionales en el desarrollo de los niños.
Escondidijos, a la rueda rueda, chucha, la lleva, policías y ladrones, trompo, pelota…son algunos de los juegos infantiles tradicionales que cada vez son más escasos y menos populares entre los niños.
Hoy hay una preferencia por los videojuegos, el ipad, el iphone, el televisor.
No podemos negar la importancia de la tecnología en nuestra vida diaria, ni tampoco podemos pensar que no sirve para nuestros niños. De ella aprenden mucho y por eso sus cerebros son mucho más rápidos y ágiles para ciertas tareas, que los nuestros a su edad. La tecnología desarrolla en ellos habilidades cognitivas y les permiten vivir algunas experiencias que no pueden vivir a través de los juegos tradicionales. Algunos estudios han demostrado que, por ejemplo, los videojuegos estimulan la coordinación psicomotora del niño, sus estrategias para la resolución de problemas bajo determinadas condiciones y la capacidad para perseverar en una tarea.
Pero cuando la tecnología se convierte en la forma de diversión preferida, los niños se pierden de muchas cosas que son esenciales para su desarrollo físico, cognitivo y emocional. Hoy vemos esta tendencia de incluir cada vez más los videojuegos en el tiempo de diversión de los niños.
Efectos del exagerado uso de los videojuegos:
Los niños no socializan, no conocen nuevos amigos, no saben trabajar en equipo, no son empáticos ni pueden ponerse en el lugar del otro, no son creativos, y tienen problemas de sobrepeso.
Ventajas de los juegos tradicionales:
Los niños son más creativos, empáticos, enérgicos, son niños que saben socializar y hacer nuevos amigos. Pueden tener diversas experiencias que enfrentarán durante su vida, se les facilita compartir y trabajar en equipo.
Papás, queremos hacerles la invitación de vigilar la forma de jugar de sus hijos. Motívenlos a ir al parque, hacer nuevos amigos, jugar en equipo, a ser creativos e imaginativos. Porque esto los preparará mejor para el futuro que el juego que juega solo, en su cuarto sin hablar con nadie y en una pantalla que no le muestra la vida tal cual es.