El padre ocupa un lugar importantísimo en la vida de los niños. Es la primera figura masculina presente en la vida de un niño, su relación se inicia desde el más simple contacto, a través de los juegos, paseos y en el diario convivir el pequeño captará la esencia de la relación, la cual se hará evidente cuando crezca. La relación padre-hijo es divertida, es activa, alegre y amorosa.
Los juegos con el papá son generalmente más activos que los juegos con mamá y por esto incentivan más el desarrollo motriz y la independencia. El tiempo compartido entre padre e hijo tiene un efecto muy positivo en el desarrollo social y emocional de los bebés.
Algunos estudios han comprobado que los niños que tienen una buena y constante relación con la figura paterna tienen menor tendencia a la violencia, puesto que han podido confirmar su masculinidad con una figura de referencia confiable y aprenden a canalizar sus impulsos y fuerza.
La comunicación entre padre e hijo no solo se basa en la confianza, si no en enseñarle a respetar las normas y entender cuál es el objetivo de hacerlo.
Las niñas que tienen una buena y constante relación con la figura paterna tienen más probabilidades de cultivar relaciones sanas en la adolescencia y adultez y mejor estabilidad emocional con la pareja.
Ambos padres tienen elementos diferentes para aportar en el desarrollo de sus hijos. Es útil para los niños tener las dos referencias del mundo, que juntas, forman un equilibrio valioso.
Por esto, DINÁMIKOS le recomienda a los papás que se gocen a sus hijos e hijas, que cada etapa trae momentos maravillosos y al compartirlos con ellos dejarán una huella que nunca se borra. Mientras más tiempo pasen con sus hijos, más cómodos se sentirán con ellos y es la oportunidad para conocerlos mejor (sus sueños, alegrías, sus miedos). Y así podrán ver de cerca la personita que se va formando y creciendo gracias a la influencia de los padres.