La pañalera suele ser un tema de gran preocupación cuando nuestros hijos son bebés: qué llevar, qué cantidades, qué marcas, qué funciona y qué no. Y termina siendo un tema absolutamente personal, que depende del estilo de vida de cada familia. Pero lo que sí es casi una regla general es que las mamás de bebés cargamos al hombro, mucho más que el peso del bebé.
Pero ¿qué llevar en el bolso cuando los hijos dejan de ser bebés y ya no requieren tantas cosas para estar fuera de casa? Conversé con varias mamás para demostrar que, como con la pañalera, estos elementos que elegimos cargar o a los que renunciamos de manera irrefutable, dependen del estilo de vida, del ritmo y de los planes de cada familia.
Yo amo esta etapa en la que voy “manos libres” y en la que busco lograr cogerlos de la mano para cruzar la calle o para recorrer algún sitio público, y no estoy pendiente de que la pañalera (y todo su peso) no se me caigan del hombro.
Acá les comparto lo que yo, hace un par de años llevo en mi bolso. Empezando porque ya uso bolso o cartera a mi estilo, y allí llevo un par de cosas que me salvan en determinados momentos.
- Pañitos húmedos: así recorra el mundo sin mis hijos, este producto que conocí limpiando colitas y narices, se convirtió en un infaltable en mi bolso. Los uso para limpiar paletas regadas, y también mis manos, o para limpiar el bolso mismo.
- Un libro: ya sé que me pongo cansona con el tema, pero los libros son el mejor “salvavidas de la crianza” y nos ayudan a entretenernos en una sala de espera, en un restaurante o en un aeropuerto.
- Remedio infalible: llevo un tarrito diminuto con cremita o aceite mágico que cura raspones, dolores o picaduras. Porque por más grandes que sean, siguen siendo niños y necesitan una caricia de mamá.
- Juguete de concentración: Cubo Rubick, rompecabezas pequeño, laberinto de balín o lo que se le parezca a algo que capte la atención de un niño de 8 y rete a un niño de 6 años.
- Cualquier otro juguete: cuando son dos niños, el juego de concentración no basta, y darle a los dos el poder de elegir un juguete pequeño, que quepa en mi bolso pequeño, siempre nos ha funcionado.
- Algo para escribir o colorear: salir a restaurante, cita médica o extra clase del hermano, implica un ejercicio de paciencia de parte del niño, por eso llevo en mi bolso un color, una libreta o un juego de colores.
Supe que hay otras mamás que cargan pintas de ropa, bolsas plásticas y comida, previendo la vomitada en carretera o cualquier otro accidente doméstico por fuera de la casa. Y yo me veo, en algunos casos, empacando en mi bolso protector solar o repelente, mientras al mismo tiempo, le entrego a mis hijos su maleta (del tamaño de ellos) para que empaquen su juguete preferido o sus zapatos plásticos si quieren tener facilidades.
A mí con esto, la vida se me volvió “manos libres” y también me ha entregado la oportunidad de darles a mis hijos el poder de hacerse cargo de sus necesidades y deseos. Ellos ya no son bebés, y yo he crecido mucho como mamá.