Al estar embarazada, uno de mis más grandes anhelos era que mi hijo chupara dedo en vez de tener un chupo todo el tiempo, ¿por qué? No lo sé, yo lo hice, así que digamos que quería continuar con la tradición. Además, si no lo hacía no podría cantarle una canción que mi abuela me cantaba cada vez que llevaba mi dedito a la boca: “Tapo con neno, neno con tapo” (traduce: Trapo con dedo, dedo con trapo) …y así se repetía infinidad de veces.
Paolo nació y enseguida empezó a usar chupo, me desesperaba verlo llorar, así que opté por esta medida. Sin embargo, al cabo de unos días, botaba su “chupetín” y se metía el dedito gordo a la boca, a veces hasta la mano.
Cuando cumplió los tres meses, o quizás un par de semanas más, lo veía desesperado, tratando de meter sus dos manitos en la boca; intentaba también hacerlo con la babita (sacagas) que me ponía en el hombro al momento de cargarlo y con los juguetes que tenía a su alrededor también. Sospeché que algo pasaba, pero no que un dientecito quería asomarse, aún era muy pequeño; así que no le di tanta importancia. Pasaban los días y continuaba con el desespero, así que, como soy una mamá natural, le hice paletas de leche materna y se las di, noté que eso había hecho que las ganas de llevarse las cosas a la boca disminuyeran un montón. Fue ahí donde me di cuenta que era cuestión de encías, ¡¡¡UN DIENTECITO QUERÍA SALIR!!!
Para cuando cumplió sus tres meses, lo llevé al pediatra y le conté la situación: “Sí, es normal, las encías se están engrosando, en cualquier momento le saldrá un diente”… Paolo se desesperaba demasiado, cada día era peor, dándose y dándose en la boquita. Le compré una manopla rascaencias, hice más paletas de leche materna y mi mamá compró un medicamento para dormirle las encías. Ese medicamento (con el que yo no estuve de acuerdo) hizo que le costara hacer popó, sólo hizo una deposición y fue muy líquida; el doctor me dijo que era debido a que ese medicamente se recomendaba usarlo en bebés de cuatro meses en adelante, Paolo aún estaba muy pequeño.
A la gran mayoría de los bebés les empiezan a salir los dientes entre los 4 y 7 meses de edad, pero si la dentición es precoz, puede ser que se vea su primer dientecito a los 3 meses. Y si la dentición es un poco tardía, quizás aparezcan después del año.
Los dientes de tú bebé empiezan a desarrollarse en el útero. Mientras estabas embarazada desarrolló la base de lo que serían sus dientes de leche, aunque estos estaban todavía en las encías.
Los dientes brotan a lo largo de los meses y, a menudo (pero no siempre) en el siguiente orden: primero nacen los dos dientes inferiores del centro; luego los dos superiores del centro; y después los que están hacia los lados y atrás.
Aquí tienes algunos tips de lo que debes hacer:
- Si eres de mi escuela, LME (Lactancia Materna Exclusiva), hazle paletas de leche materna y dáselas con mucho cuidado para que no vayas a quemarle la boquita.
- Cómprale un rascaencías, ya sea un guante o un aro. Existen rascaencías que también se meten en el congelador, así es una doble arma para las encías.
- Si tu bebé es grandecito, venden unos cepillitos que colocas en tu dedo, sirven para limpiar y también para rascarlos.
Te deseo mucha suerte en esta etapa tan bella que son los dientecitos de nuestros bebés, recuerda que la clave de ser mamá es tener mucha paciencia.