La obediencia suele convertirse en la principal meta de las mamás que día a día nos enfrentamos a los retos cotidianos de los hábitos en la mesa, los horarios para dormir o hacer tareas, los juguetes regados por toda la casa y la lista sinfín de normas de convivencia que queremos instaurar en nuestros hogares.
Más allá de formar niños obedientes, creo en la necesidad de la sociedad de tener personas que reconozcan en las normas la posibilidad de convivir en armonía, y que comprendan que la autoridad se respeta porque tiene un sentido que guía y da estructura a las conductas de quienes compartimos cualquier escenario social.
Por eso, les comparto mis 5 banderas a la hora de ayudarles a mis hijos a comprender porqué hay límites y porqué es fundamental que confíen en mí a la hora de fijarlos:
1. Yo soy el piloto del avión que es mi familia:
No es fácil para la mente de un niño comprender porqué los padres “mandamos” y no ellos. Por eso, recurro a la analogía del avión en el que el papá y yo somos los pilotos y ellos son los pasajeros. Nosotros, que somos adultos y conocemos nuestros principios y estilo de vida, hemos fijado un destino o un norte, y vamos recorriendo hacia allá. A veces tomamos decisiones equivocadas y nos toca devolvernos para retomar el curso, a veces tomamos decisiones que a los pasajeros no les gustan, a veces podemos consultar con los pasajeros para tomar algunas decisiones y casi siempre nos guía el corazón hacia lo que creemos será mejor para todos.
2. Las normas son necesarias para convivir:
Cuando un niño entiende que nosotros como adultos también cumplimos normas para hacer parte de la familia extendida, de los grupos a los que pertenecemos o de la ciudad en la que vivimos, se le hace más fácil reconocer las normas que imponemos. Por eso el ejemplo y las narraciones que hacen explícitas esas reglas que rigen nuestra convivencia como adultos, son una gran herramienta para enseñarles a confiar en nosotros como autoridad.
3. Confianza antes que miedo:
Si desde que nacen, les contamos con pocas palabras lo que vamos decidiendo, a donde vamos en la noche, qué cenaremos o qué plan tenemos, los niños irán comprendiendo que son parte de la tripulación del avión y sentirán confianza en nosotros. Queremos que sigan nuestro liderazgo, no queremos que obedezcan por temor a una reacción nuestra. Así que si, aunque no estén de acuerdo, les compartimos lo que pensamos de esas reglas, será más sencillo para ellos desarrollar confianza.
4. Lo que se negocia y lo que no se negocia:
Habrá oportunidades en las que se puedan conversar un par de opciones, por ejemplo, si es hora de dormir podrían elegir algún tipo de pijama, pero habrá otras situaciones, como la hora de dormir, en las que no habrá posibilidad de negociación. Por eso es fundamental que los papás tengamos claras esas normas que pueden ser flexibles y las que no se negocian, y tener claro también que en cada familia podrían ser diferentes.
5. Te dirán “eres una bruja malvada”:
Cuando de autoridad se trata, es mejor que contemos con el desacuerdo de parte de los niños. No siempre les vamos a parecer unos padres cool, no siempre entenderán el sentido de las normas, y algunas veces harán resistencia con frases alarmantes como “eres una bruja malvada” o “eres muy mandona”, etc. Aunque el corazón se arrugue, debemos comprender que incluso para nosotros algunas normas son más complejas de cumplir, y eso no las hace menos necesarias. Así que mantén claro tu rol como padre de familia y desde el amor y el respeto, anímalos a seguir tu brújula para llegar a una vida más armónica.
Ponerlo en práctica suele tomar tiempo y ejercicios de entrenamiento que nos ayuden a mantenernos coherentes y consistentes en las decisiones. Tu misión es formarlos para que sean ciudadanos bondadosos conscientes del impacto de sus acciones en la vida de los demás.
Escrito por:
Caro Hernández
Bloguera y conferencista en temas de maternidad y crianza.
http://amosermama.co/
Instagram: https://www.instagram.com/amosermama_blog/