La Navidad es sinónimo de familia. Es la época de volver a ver a los primos, de llamar a quienes viven lejos, de recordar el postre que más le gustaba a la abuela y de estar cerquita a quienes amamos. Enseñarles a los niños a vivir esta época con esa consciencia de cercanía suele ser tarea sencilla, pero podríamos aprovechar esa energía de estos días para poner en su equipaje, unos aprendizajes más:
* La fantasía de la Navidad:
No importa la edad de tu hijo, o si cree en Papá Noel o en el Niño Dios. Esta época está dotada de una fantasía única que nos da a todos la sensación de que todo es posible si creemos que es posible.
Escribe la carta con tus deseos, déjale galletas y leche a Papá Noel, reza la novena, juega a hacer travesuras con un duende o crea tu manera de mantener una certeza en el corazón de los niños: la navidad es mágica y vale la pena creer en ella.
* Educar en austeridad y consciencia:
Es época de regalos, de listas inacabables de deseos materiales y de excesos comerciales. Aprovecha el momento para filtrar esa lista de deseos con tus hijos y pensar en lo que más quieren de esa lista para priorizar sin la necesidad de darle a un niño todo lo que pide.
Que también sea la excusa para sacar del cuarto de juguetes esos que ya usan poco para donar o hacer una venta de garaje. Así les enseñamos a los niños la importancia de consumir de manera responsable, de permitir que otros reutilicen algo que ya existe, de abrir espacio en sus armarios para disfrutar verdaderamente lo que tienen y de vivir sin excesos.
* Agradecer y visualizar:
Este mes y el que vienen son perfectos para enseñarles a los niños a agradecer y a visualizar. Agradecer por lo que pasó en el año que se acaba, recoger incluso aprendizajes de las experiencias no tan agradables, y recordar los logros y alegrías para que se queden más tiempo en el corazón.
Y después de agradecer por lo que aprendimos y por lo que logramos, viene esa habilidad de proyectar lo que queremos que pase y fijarnos metas y pequeños pasos para lograrlo.
Gracias a ese aire medio cinematográfico que cubre a la navidad, los padres de familia podemos jugar a ser Martin Scorcese y dejarles a los niños en el corazón, un mensaje de magia, consciencia y confianza que les dure hasta la próxima navidad.