Navidad: tiempo de compartir, disfrutar y gozar de la familia, para reunirse en torno a las festividades con los seres queridos; una época de mucha magia y sentimientos llenos de amor. Es la época preferida de muchos y para los niños es la más especial.
Por cultura, según la ciudad y el país, las tradiciones navideñas varían; pero aquí en Colombia lo más importante es reunirse en torno a la familia para disfrutar de una rica cena.
Para quienes vivimos lejos de nuestras familias, esta época cobra más fuerza, porque como papás tenemos la responsabilidad de transmitirles a nuestros hijos esas hermosas tradiciones, para que tengan el valor que se merecen en ellos.
Así que el pesebre, el árbol de navidad y la decoración de la casa no pueden faltar, con las luces y ese espíritu decembrino que nos invade a todos. Lo más rico de esto es armarlo en familia, porque los niños empiezan a comprender lo que significa, y además es un súper plan que a ellos les encanta, acompañado de unos villancicos para darle más ambiente.
Oficialmente la navidad comienza con el día de las velitas, que en Colombia se celebra el 7 y 8 de diciembre y consiste en encender velas y lindos faroles. La creencia para esta tradición es que con las velitas se ilumina el camino de la Concepción de la Virgen María, además de llenar de bendiciones nuestros hogares.
Ya cuando llega el 16 de diciembre y hasta el 24, que es el día que se celebra el nacimiento del Niño Dios, son 9 días en los que hacemos las novenas y alrededor del pesebre los niños con sus maracas y panderetas, que son infaltables, cantan villancicos y compartimos juntos este momento de unión y tradición. Hoy en día es más común que las novenas sean celebradas fuera de casa, en las unidades, centros comerciales, parques y plazas.
El 24 de diciembre es el día más importante de la navidad, pues nace el Niño Dios y es aquí donde todo cobra fuerza, para los niños es el día más esperado porque llegan sus regalos. Además es el tiempo para compartir una rica cena, que según la región puede ser pavo relleno, tamales, lechona, pernil, hayacas, en fin, un sin número de platos típicos, sin que falten los ricos dulces como brevas con arequipe, hojuelas y las estrellas de la noche: la natilla y los buñuelos. Estos últimos, los comemos en todas las festividades porque sin ellos no hay navidad.
En muchas regiones el 31 de diciembre cobra más fuerza que el 24 y es por esto que este día estrenan su mejor vestuario y hacen una gran fiesta de año nuevo con familiares y amigos, mientras que para otros el 24 sigue siendo el centro de la navidad por temas religiosos.
Y no podemos dejar a un lado el tema de los agüeros para año nuevo, porque familia que se respete come las 12 uvas para pedir un deseo por cada una, algunos se ponen un panty amarillo al revés para la buena suerte, otros saltamos de una silla para recibir el año con optimismo con las palabras mágicas, “salud, dinero y amor” y los que queremos viajar mucho en ese nuevo año que llega, salimos con una maleta a darle la vuelta a la manzana y por el camino deseando el “feliz año” a todos los que vemos en la calle.
Qué lindas son todas estas tradiciones y más lindo aún poderlas vivir con nuestros hijos y que ellos sientan desde nosotros ese amor infinito, la unión y el respeto que todos nos merecemos. Que la mayor tradición de todas sea enseñarles a nuestros hijos el valor de la familia.
¡Feliz Navidad para todos y que el próximo año venga cargado de cosas increíbles para nuestras familias!
Escrito por:
Marcela Posada Zuleta
Soy Comunicadora y mamá.
Barranquilla