¿Suena un poco exagerado verdad? Pero así lo veíamos hace unos años Juan Andrés y yo. Y no es para menos, desde que nacen nos acompañan en nuestra habitación, dejamos a un lado lo estético de nuestra alcoba para buscar comodidad para pasar las noches junto a ellos.
Debo decirles que siempre me aterró la idea de dormir con él, lo que comúnmente conocemos como ´colecho´, así que saqué mis mesitas de noche para ubicar la cuna a mi lado.
Lo más chistoso de todo es que desde que me enteré de que estaba embarazada preparé su habitación, su cama fue un regalo especial de mi abuela, le compré un edredón hermoso, sábanas que combinaran con los colores que había escogido para sus muebles, cojines y almohadas.
Una vez cumplió los 6 meses decidimos que era hora de partir, así que empleé una serie de estrategias para que fuera sintiendo que ese espacio estaba diseñado para él.
– En sus horas de juego durante el día, en lugar de tenerlas en otro espacio de la casa las teníamos en su habitación. En su cuna metía todos sus juguetes preferidos del momento.
– La música fue clave, no hubo un momento en el que no pusiéramos sus canciones favoritas mientras jugábamos en su alcoba.
-Las siestas del día las tomaba siempre en su cama. Así que lo abrigaba con su cobija y muñecos favoritos.
Podría decirles que la transición quizás fue un poco más nostálgica para mi que para él, sobre todo porque tenerlo a mi lado me permitía verlo a cada instante.
Una vez lo pasé a su habitación puse una cámara para verlo prácticamente todo el tiempo. Las primeras noches no dormía por verla ¿Que, además es increíble no les parece?
Una vez nos convertimos en padres el oído se desarrolla de una forma impresionante, tanto que, por más profundo que esté el sueño, ante cualquier sonido extraño estamos en menos de un segundo revisando si algo pasa.
Ahora con 5 años Juan Andrés ama su habitación, pero también hay días en los que busca la cama de mamá, según él, porque mi cama es mucho más fresca, mis cobijas y almohadas más suaves.
Confieso que amo que duerma conmigo a pesar de las plantitas de los pies enterradas en la espalda.
Me encantaría saber qué técnicas usaron ustedes para que sus hijos durmieran en su habitación o si por el contrario ellos aún siguen durmiendo con ustedes. Estaría feliz de leerlos.